
Carlos Tárdez
El momento preciso
20 Nov - 17 Ene 2026
Los días siguen contando con veinticuatro horas, pero su medida ya no parece suficiente. En un tiempo dominado por la prisa y la superficialidad, la pintura de Carlos Tárdez (Madrid, 1976) reivindica el valor de la lentitud, la contemplación y la pausa como ejercicios de resistencia. El momento preciso no alude solo al instante representado, sino al acto mismo de mirar, a ese ejercicio consciente que exige una suerte de desobediencia frente al flujo continuo de estímulos.
Tárdez propone una reeducación del tiempo. Sus imágenes, de apariencia realista, no buscan la exactitud formal sino la resonancia emocional, el punto en que la observación se transforma en pensamiento. Sus obras no son narraciones cerradas, sino detonantes de memoria. No cuentan una historia, convocan sus versiones posibles.
La práctica artística, en este contexto, se revela como un acto de resistencia lúcida, a la vez que un ejercicio inútil en apariencia, pero precisamente por ello esencial. En tiempos en que la utilidad es la medida de todas las cosas, el arte reivindica su inutilidad como refugio de lo humano.
Sus personajes, adolescentes detenidos en gestos que aún pertenecen a la infancia, encarnan ese tránsito entre mundos, el momento en que la inocencia cede ante la conciencia, cuando el juego comienza a mezclarse con la responsabilidad, y la mirada se vuelve más reflexiva. En ellos persiste el deseo de retener lo perdido, de mantener viva una forma de relación con el mundo basada en la curiosidad y la emoción primaria. Sin duda, crecer no es otra cosa que aprender a mirar de nuevo.
Cada obra de Carlos Tárdez mide el tiempo de otra manera, no en minutos ni en jornadas, sino en intensidad, en la huella que deja la experiencia cuando se la mira con calma. Su pintura nos recuerda que todavía es posible parar, observar sin culpa, dejar que el pensamiento repose en lo visible. Y que puede que ese gesto tan sencillo sea hoy la forma más radical de libertad.
José Luis Pérez Pont