Con la boca abierta
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Cristina García Rodero

Con la boca abierta

24 Abr - 21 Jun 2025

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Timeless Landscapes

Mateo Maté

Timeless Landscapes

26 Jun - 12 Sep 2025

La realidad se ha transformado progresivamente en el páramo de lo relativo, las certidumbres absolutas son cada vez más escasas y, en ese terreno pantanoso, la sociedad civil ha optado hasta el momento por ponerse a cubierto mientras se oye, de fondo, el sonido de los temidos tambores. Mateo Maté, con Timeless Landscapes plantea el desarrollo de una línea de trabajo dirigida a indagar el terreno del engaño, de las dobleces que se escenifican en la vida pública y de cómo su efecto llega a los ámbitos de lo privado. El artista ha desplegado durante los últimos años una línea de trabajo artística basada en una doble relectura: por una parte reinterpreta obras de arte del siglo XIX, mientras por otra se apropia de uniformes militares usados en conflictos bélicos en diferentes puntos del planeta, convirtiéndolos en la materia prima con la que recrea esos paisajes clásicos, logrando una representación solemne a partir de una rica variedad de estampados de camuflaje, para recordarnos que en nuestro mundo casi nada es lo que parece. Mientras la masa prosigue su travesía en el desierto, exhausta por el esfuerzo en el que –de nuevo- se ha convertido la supervivencia, todavía con la adicción por lograr los recursos que le permitan adquirir la mayor cantidad posible de bienes de consumo, cuyo engañoso objetivo es lograr una felicidad que paradójicamente se aleja en el horizonte cuanto mayor es el empeño del individuo. Lipovetsky anunciaba hace ya un tiempo que nuestra sociedad funciona con hiperconsumo, no con “desconsumo”, como resultado del sistema posfordista que se impuso mediante profundas alteraciones en la forma de estimular la demanda, en las fórmulas de venta, en los comportamientos y en los imaginarios del consumo. Transformaciones que persiguen una dinámica económica iniciada en los últimos decenios del siglo XIX y que se inscribe en la corriente general de la civilización individualista de la felicidad. Las industrias y servicios ponen hoy en práctica lógicas de opción, estrategias de personalización de los productos y los precios, la gran distribución cultiva políticas de diferenciación y segmentación que en no pocos casos responden a modelos de estrategia bélica aplicada al terreno económico, pero todos estos cambios no hacen más que aumentar la comercialización de los modos de vida, incentivar un poco más el frenesí de las necesidades, dando otra vuelta de tuerca a la lógica del “siempre más, siempre nuevo”. La guerra ha sido históricamente entendida como el mayor acicate posible a la economía, una gran maquinaria que produce riqueza al estimular la producción de armamento, a la vez que siembra una cosecha de destrucción que obliga a una reconstrucción posterior. Las potencias mundiales mantienen puntualmente viva la llama del conflicto bélico, activando oportunas discordias que tratan de legitimar ante la opinión pública mundial la necesidad de una intervención armada. El uso del lenguaje, el modo de alterar el significado de las palabras para relatar unos hechos más acordes a los intereses de las partes, logra capitalizar las ventajas de los discursos más populistas. Los sucesos que narran la realidad internacional, a través de los medios de comunicación de masas, no son la suma casual de acontecimientos objetivos, son el resultado de un relato construido por especialistas de los gobiernos más poderosos del mundo, aliados frecuentemente con las grandes factorías de la ficción cinematográfica. Ciertamente conviene desconfiar, los sentidos nos confunden con frecuencia. Toda una poderosa estructura de creación de significado trabaja para construir una narración en la que poder incorporar las expectativas vitales de millones de personas, conformando discursos que imanten nuestra voluntad. Mateo Maté ha recreado a nuestro alrededor su particular storytelling, desplegando un espejismo que captura de forma plácida la mirada a la vez que invita a no quedarse con una primera impresión, a mirar de nuevo para ver exactamente cómo se construye el paisaje de lo real, como síntoma del contexto social y económico de nuestro tiempo. El territorio convertido en la principal materia prima de la que obtener riqueza, a veces mediante la explotación directa de sus recursos y otras por la apropiación de sus valores simbólicos, como promesa de unas determinadas cualidades convertidas en trampantojo. Timeless Landscapes muestra imágenes idealizadas de la naturaleza, paisajes que decoraron palacios y casas señoriales, evocando ese lugar permanente de deseo, como cápsulas de un tiempo pasado. El artista aborda el poder de sugestión de las imágenes y la constante manipulación global a través de la construcción de relatos visuales. El deseo abstracto contenido en la idea de la naturaleza y del paisaje acaba convertido en una mercancía más, pues el sistema de forma inagotable coloniza nuestros deseos y los comercializa. Es inevitable pensar que la implantación de los procesos e infraestructuras industriales de producción tienen una relación directa en la degradación ambiental y en la nueva fisonomía del territorio, aunque parece que lo realmente peligroso es el uso que de ellos se realiza. La producción y el consumo de bienes y servicios mantiene una permanente tensión entre la obtención de mejores rendimientos empresariales y la competitividad de los mismos en el mercado. Partiendo de la creencia de que el individuo como tal posee la capacidad de elegir y marcar las tendencias de consumo, queda patente que en nuestro contexto la circunstancia de una carencia en el aprendizaje de valores de aprecio y respeto al medio natural, alimentado por décadas de omisión en el sistema educativo, configura un consciente colectivo regido por estímulos publicitarios dirigidos al consumo. Las consecuencias de ese proceso de transformación tienen efectos directos e indirectos sobre el medio ambiente y las personas. En esa espiral es necesario destacar lo superfluo de gran parte de las necesidades generadas por la economía postindustrial bajo la prioridad de garantizar su propia pervivencia. La cultura de consumo ha conseguido mercantilizar el aspecto de lo cotidiano hasta vaciar de contenido el disfrute de los hábitos sociales elementales, primando el tener y el parecer como hito de unas vidas más representadas que propiamente vividas. En esa tensión de fuerzas e intereses es fundamental el cuestionamiento personal y colectivo, para el desarrollo de capacidades críticas que nos rediman de estas décadas de banalidad. Ciertamente el arte no dispone de capacidades instrumentales para hacer revertir las situaciones enunciadas, pues su papel no es el de resolver los conflictos, aunque algunos creadores asumen el reto de enunciarlos, contribuyendo a definir el rol de ciertos creadores en un territorio de mediación simbólica con la sociedad. La gran revolución que comienza a desarrollarse está teniendo lugar, o tendrá lugar, en niveles emocionales y de comprensión personal. Se trata de una revolución persona a persona, por lo que los estímulos y las narraciones capaces de activar esas esferas de reflexión humana se hacen más necesarios que nunca. Las ideas no monolíticas y las expresiones de pensamiento no totalizador son como el rocío, que riega por absorción a las especies naturales con las que entra en contacto. La acción de desvelamiento que realiza Mateo Maté no posee la virtud de revertir los flujos destructores en los que se afianza la economía mundial de la guerra, como tampoco puede hacer un pulso a los centros de poder en los que se diseñan o se legitiman las estrategias políticas que acaban determinando los límites en los que transcurren nuestras vidas en ciertos aspectos. Señalar la turbia situación de saqueo de unos sobre otros, que por cotidiana es asumida como normal por la mayoría, es un modo de introducir en la agenda pública contenidos no administrados. Las posibilidades en la construcción del relato son el nuevo-viejo campo de batalla en el que se libra la contienda de la comunicación social y sus posibilidades desde la base civil y creativa con el propósito de contribuir a la germinación de ideas.

L´immagine che aspetta

Miaz Brothers

L´immagine che aspetta

26 Jun - 12 Sep 2025

Hay imágenes que nos interpelan no por lo que muestran, sino por lo que ocultan. La obra de Miaz Brothers se sitúa exactamente en ese umbral: un territorio en suspensión donde lo visible se disuelve y lo reconocible se convierte en enigma. En su nueva exposición, L’immagine che aspetta, el dúo italiano continúa profundizando en un gesto que les es propio y radical: sustraer la forma para abrir espacio a la experiencia. Para los hermanos Roberto y Renato Miaz el arte puede cumplir una función capaz de revolucionar la percepción, para conducirnos a otros niveles de comprensión de la realidad. Parten de la base de entender que lo que habitualmente vemos es una imagen que no existe como tal, pues todo está en constante transformación y la transitoriedad es el único estado posible. En sus obras se pone en relación los conceptos de materia y antimateria. Las imágenes difuminadas están realizadas a base de miles de partículas de color aplicadas mediante pistola de aire; nunca tocan la superficie del lienzo. No se ha empleado ni una sola línea que una dos puntos en la realización de estas obras, pues la línea es para los autores una barrera que rompería el equilibrio y la proporción que las mantiene. Su aspecto etéreo nos muestra un instante de composición o de descomposición de la forma humana, como parte del estar transitorio que representa la evolución. En la época del reconocimiento facial, de la sobreexposición constante, del algoritmo que asigna identidad, los Miaz Brothers proponen una inversión estética y ética. Frente a la lógica de la vigilancia, conceden a sus figuras un valioso anonimato, una fuga visual que desarma cualquier intento de clasificación. La suya no es una pintura que afirma, sino que disuelve. No busca confirmar lo real, sino abrir grietas en su percepción, generando un campo visual de incertidumbre activa. Cada obra deviene un ejercicio perceptivo: no es lo que se ve, sino lo que uno está dispuesto a imaginar, recordar o incluso malinterpretar. Y en esa posibilidad de error, de duda, reside para los artistas el gesto más profundamente humano. Porque L’immagine che aspetta no impone una lectura; sino que exige nuestra participación como coautores de sentido. Su propuesta nace de una comprensión profunda de la imagen como campo de transformación. Parten de una idea sencilla pero poderosa: todo está en tránsito. Lo que vemos, lo que creemos, lo que somos. Sus obras no son representaciones estáticas, sino momentos detenidos en un proceso constante de aparición y desaparición. En este sentido, sus retratos no retratan cuerpos, sino estados de consciencia. La exposición es también una declaración de intenciones frente a una época saturada de estímulos inmediatos. Frente al ruido de lo evidente, estos hermanos nos invitan a una mirada lenta, a una contemplación que no busca certezas, sino preguntas. En sus imágenes, lo humano no es una forma cerrada, sino la posibilidad de verse a uno mismo sin la tiranía de lo definido. En este espacio de niebla simbólica, de huellas sin origen, la pintura se vuelve un acto de resistencia: no a través del grito, sino del susurro. No por acumulación, sino por sustracción. Una revolución visual que no necesita escenografía, porque ocurre en lo íntimo. Porque sucede, sin alarde, en quien mira. Hacer algo revolucionario sin que lo parezca no es sencillo. El trabajo de Miaz Brothers representa una revolución en el terreno de las emociones. La química de sus obras con quien las observa activa resortes posiblemente adormecidos. El momento de desprendimiento de la materia plasmado en ellas se enmarca en la reflexión que sustenta la tesis de los artistas acerca de la necesidad de realizar un ejercicio de liberación en este mundo cargado de estímulos sujetos a lo sólido, en una sociedad demasiado ligada a la aprehensión de los objetos, en unos individuos que han condicionado su idea de felicidad a la de posesión en todos los terrenos de lo vital, también en el terreno de las emociones. Las obras que forman parte de esta exposición son una formalización de la liviandad de aquellos que han logrado vivir ligeros de equipaje, ajenos a las ataduras del materialismo crónico que ha definido una deriva global que en la actualidad muestra algunos de sus peores efectos. Lo que viene llamándose crisis es, en realidad, un signo de agotamiento de los principios básicos de la ideología que en las últimas décadas se ha manifestado de un modo dominante. Aquello que toma forma es solo la representación de nuestras ideas y creencias, está a nuestra disposición la capacidad, también la posibilidad, de construir otra realidad en base a nuevas ideas y formas no mediadas de aproximarse a la comprensión de los hechos. Situados en el punto transicional de las obras de Miaz Brothers, el individuo tiene a su alcance la oportunidad de autorrevolucionarse, pues es esa y no otra la revolución que está aconteciendo, hasta transformar radical y serenamente la esencia de lo que hemos conocido.