
Miaz Brothers
L´immagine che aspetta
26 Jun - 12 Sep 2025
Hay imágenes que nos interpelan no por lo que muestran, sino por lo que ocultan. La obra de Miaz Brothers se sitúa exactamente en ese umbral: un territorio en suspensión donde lo visible se disuelve y lo reconocible se convierte en enigma. En su nueva exposición, L’immagine che aspetta, el dúo italiano continúa profundizando en un gesto que les es propio y radical: sustraer la forma para abrir espacio a la experiencia. Para los hermanos Roberto y Renato Miaz el arte puede cumplir una función capaz de revolucionar la percepción, para conducirnos a otros niveles de comprensión de la realidad. Parten de la base de entender que lo que habitualmente vemos es una imagen que no existe como tal, pues todo está en constante transformación y la transitoriedad es el único estado posible. En sus obras se pone en relación los conceptos de materia y antimateria. Las imágenes difuminadas están realizadas a base de miles de partículas de color aplicadas mediante pistola de aire; nunca tocan la superficie del lienzo. No se ha empleado ni una sola línea que una dos puntos en la realización de estas obras, pues la línea es para los autores una barrera que rompería el equilibrio y la proporción que las mantiene. Su aspecto etéreo nos muestra un instante de composición o de descomposición de la forma humana, como parte del estar transitorio que representa la evolución. En la época del reconocimiento facial, de la sobreexposición constante, del algoritmo que asigna identidad, los Miaz Brothers proponen una inversión estética y ética. Frente a la lógica de la vigilancia, conceden a sus figuras un valioso anonimato, una fuga visual que desarma cualquier intento de clasificación. La suya no es una pintura que afirma, sino que disuelve. No busca confirmar lo real, sino abrir grietas en su percepción, generando un campo visual de incertidumbre activa. Cada obra deviene un ejercicio perceptivo: no es lo que se ve, sino lo que uno está dispuesto a imaginar, recordar o incluso malinterpretar. Y en esa posibilidad de error, de duda, reside para los artistas el gesto más profundamente humano. Porque L’immagine che aspetta no impone una lectura; sino que exige nuestra participación como coautores de sentido. Su propuesta nace de una comprensión profunda de la imagen como campo de transformación. Parten de una idea sencilla pero poderosa: todo está en tránsito. Lo que vemos, lo que creemos, lo que somos. Sus obras no son representaciones estáticas, sino momentos detenidos en un proceso constante de aparición y desaparición. En este sentido, sus retratos no retratan cuerpos, sino estados de consciencia. La exposición es también una declaración de intenciones frente a una época saturada de estímulos inmediatos. Frente al ruido de lo evidente, estos hermanos nos invitan a una mirada lenta, a una contemplación que no busca certezas, sino preguntas. En sus imágenes, lo humano no es una forma cerrada, sino la posibilidad de verse a uno mismo sin la tiranía de lo definido. En este espacio de niebla simbólica, de huellas sin origen, la pintura se vuelve un acto de resistencia: no a través del grito, sino del susurro. No por acumulación, sino por sustracción. Una revolución visual que no necesita escenografía, porque ocurre en lo íntimo. Porque sucede, sin alarde, en quien mira. Hacer algo revolucionario sin que lo parezca no es sencillo. El trabajo de Miaz Brothers representa una revolución en el terreno de las emociones. La química de sus obras con quien las observa activa resortes posiblemente adormecidos. El momento de desprendimiento de la materia plasmado en ellas se enmarca en la reflexión que sustenta la tesis de los artistas acerca de la necesidad de realizar un ejercicio de liberación en este mundo cargado de estímulos sujetos a lo sólido, en una sociedad demasiado ligada a la aprehensión de los objetos, en unos individuos que han condicionado su idea de felicidad a la de posesión en todos los terrenos de lo vital, también en el terreno de las emociones. Las obras que forman parte de esta exposición son una formalización de la liviandad de aquellos que han logrado vivir ligeros de equipaje, ajenos a las ataduras del materialismo crónico que ha definido una deriva global que en la actualidad muestra algunos de sus peores efectos. Lo que viene llamándose crisis es, en realidad, un signo de agotamiento de los principios básicos de la ideología que en las últimas décadas se ha manifestado de un modo dominante. Aquello que toma forma es solo la representación de nuestras ideas y creencias, está a nuestra disposición la capacidad, también la posibilidad, de construir otra realidad en base a nuevas ideas y formas no mediadas de aproximarse a la comprensión de los hechos. Situados en el punto transicional de las obras de Miaz Brothers, el individuo tiene a su alcance la oportunidad de autorrevolucionarse, pues es esa y no otra la revolución que está aconteciendo, hasta transformar radical y serenamente la esencia de lo que hemos conocido.